diumenge, 20 de novembre del 2022

HEIVA, espíritu de la Polinesia

 Heiva, el Festival de Danza más importante del Pacífico


Si las islas de arena blanca cubiertas de cocoteros y aguas de color turquesa definen el paisaje de la Polinesia Francesa, los cantos, bailes y danzas tradicionales de esta parte del mundo, definen mejor que nada la idiosincrasia de sus habitantes. Plantarse delante de un grupo de danza y descubrir la sensualidad y la fuerza con que se mueven mujeres y hombres es un espectáculo indescriptible. Una experiencia de sensaciones inolvidables. Nadie debería pasar por aquí sin darse el placer de dejarse llevar por la magia de uno de los valores más genuinos de los polinesios, que, como ellos mismos afirman, llevan en la sangre.


Descubriendo el Paraíso


En el avión que me llevaba de Santiago de Chile a la Isla de Pascua conocí una muchacha “rapanui” que se dedicaba a bailar y enseñar danzas tradicionales de Pascua y las islas de la Polinesia. Por ella oí hablar, por primera vez, de Heiva, el Festival de Danza más importante del Pacífico, que se celebra en Tahití durante el mes de julio. Por lo que explicaba debía ser un acontecimiento extraordinario. Después de pasar 12 días en la isla de los Moais, tomé un avión con destino a la Polinesia Francesa. Quería vivir en persona todo lo que ella me había explicado.

En Tahití encontré alojamiento en casa de una agradable mujer francesa, casada con un tahitiano y con un hijo que, precisamente, bailaba en Pupu Tuhaa Pae, uno de los grupos que competia en aquel Heiva de 2013, y que había obtenido, entre otros, el premio al mejor grupo amateur en la edición del año anterior. Así pues, sin proponérmelo tuve acceso desde el primer día a los ensayos y pude conocer de cerca lo que implica presentarse al festival de danza y canto más famoso de la Polinesia.

Y es que el trabajo empieza seis meses antes. Una vez escogido el tema, la música y la coreografía, comienzan los ensayos. Los participantes no son profesionales del baile o del canto, sino personas que llevan una vida normal, trabajadores, estudiantes, casados, solteros…, que están dispuestos a dedicar un sinfín de horas a ensayar. Los ensayos tienen lugar durante las noches y los fines de semana, a menudo en el patio de una escuela o en algún polígono industrial aislado, en donde puedan practicar sin molestar a nadie. Las últimas dos semanas, que coinciden con el fin del periodo escolar, los ensayos son diarios.








Unidos por el arte



Las islas de la Polinesia Francesa, agrupadas en cinco diferentes archipiélagos, ocupan una extensión similar a la de Europa. Por ende, existen grandes diferencias entre los pueblos que habitan unas y otras. Heiva es una fiesta que une a todos los grupos y que muestra lo mejor de todos ellos, a partir del baile, el canto y la artesanía local.

Normalmente existe un lazo que une a todos los participantes de un mismo grupo. En el caso de Pupu Tuhaa Pae, la mayoría son jóvenes que están realizando sus estudios en Tahití y que proceden de la isla de Rurutu, en el archipiélago Austral. Además, casi todos son familia en algún grado. Representan a la isla, y desde allí supervisan el trabajo que se hace y se aseguran que se corresponda con las tradiciones locales. La danza explica una historia local, y la vestimenta que se utiliza, y que debe fabricarse con materiales vegetales del lugar, identifica también a sus habitantes.

Según me explica Vetea Toatiti, coreógrafo y costurero del grupo, la danza es mucho más que un baile. En ella se explican historias que han pasado de padres a hijos por tradición oral, relacionadas con sus creencias más ancestrales. Cada movimiento, cada paso y cada gesto tienen un significado y define un concepto. Y todo el montaje tiene que tener forzosamente una relación con el tema escogido.






Modalidades

La organización del festival establece una serie de normas que todos los grupos deben respetar. La danza se divide en tres partes, que se intercalan con un lucimiento de la orquesta, una modalidad de percusión, un solo de baile masculino y otro femenino, que compiten en sus respectivas modalidades. Los bailes de todo el grupo no pueden durar más de 35 minutos, y en total la actuación no puede ser menor de 45 minutos ni mayor de 60. Así mismo, la orquesta sólo puede utilizar instrumentos polinésicos, habitualmente los que se utilizan en su isla. Existe un listado específico, y los grupos que no lo respetan son penalizados.

Para ayudar a los grupos a sufragar los costes de semejante empresa, la organización establece una serie de subvenciones, que reciben todos los grupos que cuentan, como mínimo, con 72 participantes. Pupu Tuhaa Pae, por ejemplo, dispone de 90 bailarines, 25 músicos y dos costureros. Estos últimos son los únicos que perciben un salario por su trabajo. El resto lo hacen por amor al arte. Eso sí, en caso de obtener alguno de los premios del certamen, todos reciben una parte proporcional, que oscila entro los 170 y 260 euros, y en la que se tiene en cuenta el número de ensayos a los que se ha asistido.

Coros

Casi todos los grupos se presentan dos veces en To’ata, la plaza que acoge el certamen. Una con el grupo de danza, y otra con el coro. Y es que Heiva es un festival de danza y de cantos polinésicos. Los diferentes coros compiten en diferentes modalidades de canto. En dos de ellas se toca la misma melodía. Solo cambian las palabras, que han de hacer reír al público. Evidentemente, los extranjeros que no hablan tahitiano no entienden nada, pero la música es tan animada y pegadiza que el disfrute del espectáculo está garantizado.



El canto es todo un acontecimiento. Uno diría que se encuentra ante una ceremonia mística en que las voces de todos se unen para enviar un mensaje al infinito. Los hombres imitan el sonido de varios instrumentos y las voces de las mujeres inundan la plaza, absorbiendo la atención de todo el público. Uno no puede dejar de seguir el ritmo trepidante al que te llevan todas esas almas.

Yo pude asistir a varios ensayos y eso me había permitido familiarizarme ya con la música y los cantos que luego pude seguir, día a día, durantes las seis sesiones en que se divide el festival. El tema de las canciones que interpretan los diferentes coros es siempre el mismo del grupo de danza. Son dos partes de una misma historia. Y algunos de sus miembros participan en ambos grupos, cantando y bailando.


Un mes de eventos

Heiva es aún más que un festival de danzas y cantos de la Polinesia. Incluye también una de las competiciones más importantes de regatas, el deporte nacional por excelencia. Durante todo el mes se realizan diferentes carreras en las que participan centenares de deportistas locales, mujeres y hombres. En todas las playas de la isla pueden verse decenas de canoas de todos los colores. Y es difícil no ver todos los días gente que se entrena surcando el mar que rodea las islas.




Otro de los momentos más esperados es el de la competición de deportes tradicionales, que muestran la fuerza, agilidad y dureza de los habitantes de la Polinesia en sus diferentes disciplinas. Subir a un cocotero, levantar pesadas piedras, al estilo de lo que se hace en el País Vasco, tiro de jabalina haciendo diana en un coco colgado, apertura y rallado de cocos, o carreras de porteadores de frutas.








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